domingo, 13 de diciembre de 2009

Esto es un "therefore" ...

He vuelto a caer en el mismo error de siempre, y necesitaba contártelo. Trataba de abrir el primer cajón, aquél más bajo. Ha sido inclinarme y escuché el oda a la alegría diario: ¡se te ha visto la raja del culo!

Y en cuestión de segundos, mi abismo personal. La raja del culo, hemisferio norte y sur, la hucha, luna llena, el pliegue interglúteo... enriquecido léxico el que nos rodea. Una lástima que aún no se aceptase reconocidamente la tan poco apropiada cuestión: y a tu puta madre, ¿también le miras?

Lluvia desde entonces, y en busca de vías de escape aún me encuentro. Los pantalones me vienen pequeños, o grandes; se deslizan los calzoncillos con ellos, se desabrochó el lazo... y por mucho que lo pienso, no sé que demonios hago justificándome. Si hubiese nacido chica me habrían divisado las bragas. Pero no. Se inclina uno más de la cuenta y casi le leen el código de barras.

Así que encontré una solución. Si la mayor parte del tiempo van a recordarme el vello que trasciende de mi trasero, he decidido bajármelos completamente. De tal modo me avisarán cuando los lleve altos y la melodía tan solo sonará una vez semanalmente.

Te informo para que te controles. Y no tengas agallas de ser a mí a quien llamas pervertido.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Asesinato de un Don Nadie

Érase una y cincuenta mil veces el mismo cuento de antaño. Y no se cansaba.

Manténgase exento de exponer su discurso señor diplomado, que habla el facultativo. No cuenta su evidencia, tan solo su nivel de estudios universitarios. Bienvenido al mundo de la titulitis.

Antes de comenzar cerciórese de no interrumpir el discurso, sin sentido, que se expone. Escuche lo que escuche, no se olvide de aplaudir con júbilo al final de la presentación. Como si se encontrase en la mayor de las plazas taurinas. Aún en contra de su propia voluntad.

Su comentario, señor diplomado, será expuesto en último lugar en orden de participación y finalmente será bordado con un R.I.P. Ahora siéntese, y pase desapercibido. Háganos el favor de bajarse la ropa interior que aquí se la meten a todos. Facilite el acceso. Bienvenido a la calle sin salida. Prohibido dar marcha atrás.

Y como defensor de la justicia ... así se lo follaron.

martes, 20 de octubre de 2009

Tremor

Se me acaban los cigarrillos, y no se que será lo siguiente que voy a llevarme a la boca. He pensado en rebajar la dosis diaria, pero entonces sería infiel a la escala de valores y las necesidades básicas del ser humano. Las baritas de incienso tienen vida propia y no puedo controlar la dirección del humo a su despedida. Sujetar el filtro con los dedos no se iguala al plástico barato de los bolígrafos en mi lapicero. Necesito su tacto, rozarlo con la yema de los dedos y pensar que ahí adentro saltan tantas chispas como en mis sueños.

Se terminan los cigarrillos y encontrarlos me cuesta tanto como encontrarme a mí mismo. Una calada, y la sinfonía de Zafón incitandome a seguir absorviendo hasta quemarme los labios. Pensar que se terminaron los juegos de aros para recordar que me consumo por dentro. El sabor a nicotina mientras duermo. La puta tos. Fumata blanca y la elección de un nuevo evento. Derramar las cenizas por mi ventana y joder al vecino del primero. Verlas volar y caer, como todos hacemos.

Se evaporan mis cigarrillos y me quedo sin aliento. El café de la mañana y la escapada en el trabajo, el volante del coche y los restos en el asiento.

Se esfuman mis cigarrillos. Y me pierdo yo con ellos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Preámbulo...

Uso los naranja porque me suben la autoestima. Si no fuesen tan incómodos, me atrevería incluso a usar tacones y así subiría también el pan en el supermercado que frecuento. El peinado es cuestión de tres minutos. Si sigo interesado, puedes cronometrarme uno de estos días.

Centrate en mi ojo derecho, a tu izquierda, y olvida la ptosis palpebral, que la cirugía estética oculta minuciosidades pero realza defectos. El peso varía en función de mi trabajo. No me preguntes en mi día de descanso. La altura la suficiente para dejarme pisar y salir al paso. Una. Dos. No tres veces. Lo siento, todos tenemos nuestras limitaciones, y una de las mías es no mantener conversaciones absurdas. No es ironía, es mi persona.

¿A qué hora se cena? Comienzo a desconcentrarme con niveles de azúcar bajos, como cualquier mortal. No tomo comida rápida, ni como rápidamente. Si tienes prisa puedes pagar la cuenta. Tarta de queso con salsa de chilli para el postre, por cierto. (...) No te ignoro, es un lapsus. Ahora vuelvo. Disfruta del silencio. ¿Estás?.

Y regreso a la cama, alzo el brazo y me deshago de la luminosidad. Limitado en el espacio, pero afortunado de dormir conmigo mismo. Otro numero de teléfono fuera de la agenda.

sábado, 25 de julio de 2009

Al caer...

Desaté los cordones y me deshice de los zapatos. Abrí los brazos, y con ellos se ensancharon todos los órganos de mi cavidad torácica. Divisé mis omóplatos despidiéndose entre sí para dar comienzo al viaje.

Y al mismo tiempo que yo al ras del suelo, microvellosidades traspasaban toda mi persona hasta nacer tras de mí. Amplias, suaves y cautelosamente cultivadas. Como recién dibujadas. Alas que dan vida a los sueños. Sin duda alguna, la invitación más deseada a experimentar. No he de perder el tiempo. No tengo excusas para permanecer sereno.

Fue sencillo. Al menos, no tan complejo como imaginaba. Nada de dolor, mas tan intenso que impide conciliar descanso. Aún me escucho susurrar - Tantos duendes, tantas hadas. Tanto tiempo y tantos sueños. Tanta magia que divulgar -

domingo, 19 de julio de 2009

Cerrojo en Mi mayor

Esta semana no estaré por casa. Sé que no forma parte de tu lista de interrogantes, pero no trates de definir mi destino. Me resulta difícil recordar lo que deposité en mi mochila. Sin embargo, tengo constancia de que tus slips preferidos están ubicados a la izquierda, en el bolsillo pequeño. Pienso ponérmelos todos los días, al salir de la ducha. Así, tras dejar correr la suciedad de mi cuerpo en el baño de cualquier hostal barato, volveré a impregnarme de aquello que más añoras.

He respirado profundamente en consecutivas ocasiones. No obstante, créeme. Esta vez te prometo que respiré para hacer sonar el solo instrumental más preciado de la partitura. Y qué crescendo. Y a la vez, qué solo. No te resultará extraño que abriese las ventanas después de hacerlo. Acto seguido, me cercioré de disponer de la tarjeta de débito. Tengo el pasaporte caducado, pero supuse que no sería mayor inconveniente. Tras pensar, he deliberado que, a día de hoy, la policía sería la autoridad menos indicada para determinar cuándo he de escapar de mí mismo. De nosotros. De esta partitura con puntos de repetición que suena exactamente a lo mismo que hace semanas.

No logro descifrar si voluntariamente me impulso a andar, o si he sido empujado, abandonado, exiliado de esta desafortunada y, a mi parecer, desintencionada emancipación. Trato de indagar en mis fallos, en los tuyos, en los de ambos y en aquellos que a ninguno se asocian. Aún así, nada fluye con normalidad en los senderos de mi raciocinio. He decidido no culparme y seguir tus consejos. Voy asimilando que, a pesar de la pura realidad, yo soy el romántico. Precisamente por eso, decidí seguir un mapa, sin nombre, pero con direcciones a la vida sabe dónde. Voy descubriendo mi lado más racional.

Antes de marchar, he recordado que nunca tuve ganas de salir de aquí. Por ello, no te asustes si encuentras la puerta abierta. Fue idea mía, por si al girar la esquina el viento me impulsa a volver y no tengo fuerzas para respetarte. Una cosa sí. Si las condiciones meteorológicas no me frenan, recuerda los besos, las caricias, los masajes. Sobre todo, recuerda los abrazos. Y si por algún motivo cambias de opinión... recuerda mi nombre. No el que todos utilizan, sino el que tú empleas cuando quieres tenerme. Será un placer volver a oírlo susurrar a la vuelta de este viaje.

Sin más que decir, pedirte que descanses y sueñes... No es necesario que me llames, trataré de recordar tu voz antes de ir a dormir. No te preocupes por los mensajes, no hacen la misma ilusión cuando se envían sin magia. Y si dispones de tiempo, sal a la calle y pasea. Que la brisa borre las huellas del llanto y de pie a aquellas que aún están por llegar, las cuáles espero, marcarán la diferencia. Ojalá pronto. Ojalá cerca. Ojalá ahora.

U.E.V.O.L.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Escucha...

Rumiante. Obsoleta. Decadente. Impertinente. Te avisé de tu maldad y te pedí preparación al evento. Cuán desobediente. Careces de frenos y presumes de potencia. Asumes un papel que daña al personaje en esta pesadilla que sigilosamente desarrollaste. Paseas entre los puentes del amor y el odio sin contar las millas que avanzas, o retrocedes. Te pedí concentración y me agradeces tu existencia con baladas de infierno. No mereces ser considerada.
Ahora que me vacío de ensueño, y consciente te llamo, te pido que me abandones. Llévate tu halitosis de viaje, que amargo es recordar que haces sangrar arterias en esqueleto. Piérdete entre las pesadillas de otro viajero, que suficiente tuve y tengo. Y si en el caminar encuentras almas gemelas, permaneced en reunión y huir lejos. Más aún. Que en estas cuatro paredes sólo son bienvenidos la magia y el tiempo.

Un placer perderte. Optimista anhelo.

Después de tí

Tardaste. Me pregunté si trabajabas. No me culpes por ello, que sé a ciencia cierta que esa faceta ocupa el 90% de tu vida. Me asustaron tus palabras al leerte, hasta que recordé que no eres la única que vuela por Madrid. Otros lo hacemos en tierrar británicas. Te escuché y partimos de viaje juntos. Han pasado algunos meses desde que no hablamos. Pero sigues siendo tú. Tal vez cansada tras una jornada de trabajo, tal vez disuelta en compuestos sanguíneos o perdida en la química de medicamentos. Pero eras tú.
A pesar de haber saciado mis ganas de oírte tras diez minutos, mantuvimos conversación por mucho más. Lo más preciado: los silencios. Lo más interesante: tu sonrisa - es única. Y ahora que ya no suena tu voz, sino el recuerdo de tu gemir, me atrevo a darte las gracias por tus consejos. El más valioso de ellos fue un "no te olvides de respirar". Aún consciente de que lo hago de forma involuntaria, me pregunto por cuánto tiempo. Incluso me surge la duda de si alguno de los dos entendimos el significado de tal premisa en algún momento.
Ya puedes quitarte la ropa. Que brille la suciedad, que digna es de ser persona. Duerme entre el desorden, que tal vez así tenga significado el sueño. Mañana mírate al espejo y recuerda lo que has conseguido. Y si vuelves a ascender en el universo... házmelo saber. Que fue precioso el paisaje e ireemplazable tu compañía. Cierra los ojos y recuerda que te quiero.

La antropía es individual. Marca los límites de tu desorden. Lo que dicte la sociedad no es más que basura que algún día dará lugar a escombro.